Visita al museo Baracca en Lugo

Con Mauro Antonellini, historiador, Giulia Garuffi, curadora del Museo, y Andrea Albonetti..

El pasado agosto visitamos el Museo Baracca, en Lugo, Italia. Allí nos recibieron Mauro Antonellini, historiador; Giulia Garuffi, curadora del Museo y Andrea Albonetti.

Cristina, nieta del mayor Eduardo A. Olivero pudo conocer a quienes cuidan la memoria de los ases italianos con tanta dedicación y esfuerzo. Recorrió el Museo Baracca, visitó las salas y escuchó con atención y sorpresa el detalle de cada objeto, la historia que contenía cada elemento expuesto. Con alegría vio una foto de su abuelo Eduardo en las paredes de la sala de los ases y reconoció el nombre de Olivero entre la lista de pilotos y la aclaración de que se trataba de un piloto argentino.

El cierre de la visita fue en la sala donde se expone el imponente Spad, el avión que volaba la escuadrilla Baracca. Hoy la máquina lleva las insignias de Francesco Baracca pero gracias la patente sabemos que fue exactamente esa máquina la que piloteó el propio Olivero. Para Cristina fue especialmente emotivo ver el avión en el que voló su abuelo, con el que cumplió exitosamente tantas misiones y en el que tantas veces arriesgó su vida.

Los generosos guías del Museo transmitieron cómo Francesco Baracca fue un hombre destacado, querido y respetado, cercano al ideal del hombre renacentista: versado en las artes, en los deportes y en las ciencias. La 91ª escuadrilla se forjó alrededor de un hombre generoso, hábil, buen amigo y buen líder. Su capacidad como piloto y como guía convocó a que los ases italianos, hombres singulares y de carácter, lucharan por Italia codo a codo con su líder, a quien admiraban profundamente.

Visitaron también el museo dos bisnietas de Olivero, Jimena y Rosario. Ellas navegaron las salas junto a los cicerones de la jornada y se maravillaron con el trabajo y la sapiencia de los custodios del Museo Baracca. Ante sus preguntas, los huéspedes tenían francas y amigables respuestas que ayudaban a pintar el cuadro de aquellos años. Gracias a ellos, los objetos se transformaron en criaturas que hablan del pasado al presente y permitieron entrever cómo era la historia de aquellos que nos miran hoy desde los cuadros, fotos y documentos en las paredes y vitrinas de cada salón.

El museo está lleno de historia, no sólo por las piezas únicas que exhibe, sino el edificio en sí es un testimonio del orgullo que puebla los corazones de Lugo. El compromiso de su gente con su lugar y su historia son admirables. El museo solía ser la casa de la familia Baracca, allí donde Francesco Baracca vivió sus primeros años y donde sus padres lo sobrevivieron. Esa casa fue, y es todavía, el corazón que late en Lugo: las procesiones, las conmemoraciones y visitas, todas pasan por las puertas de lo que hoy es la sede del Museo. Mauro nos contaba sobre los objetos exhibidos, su historia, la historia de Baracca, la historia de la Gran Guerra y de los ases del aire. Pero para él, como para tantos otros, esas paredes tenían una historia todavía más cercana, una que es imposible conocer y sólo se puede vislumbrar cuando la voz se conmueve y los ojos se llenan de recuerdos: allí funcionó la escuela Baracca y Mauro llegó a aprender las primeras letras en esas mismas salas. Las salas que hoy exponen la vida de Francesco Baracca contenían los pupitres, pizarrones y tizas donde él y tantos hombres de su edad fueron niños y aprendieron a querer a Lugo, a entrelazar su historia con la de su pueblo y la del héroe guerrero del aire. Hoy, la escuela Baracca tiene sede en un gran edificio moderno, a pocos metros de allí.

En esta ocasión, Cristina donó al museo una carta de Paolina, la madre de Baracca, que ella había mandado como respuesta a Olivero luego de que él regresara a Argentina. Las bisnietas, Jimena y Rosario, donaron al Museo el libro ¡Aviones enemigos a la vista…! con las memorias de Olivero en las que relata su paso por la escuadrilla “Baracca” y detalla los últimos momentos del héroe de Lugo.

Agradecemos a todos en el Museo el recibimiento, el tiempo brindado y alentamos a que conozcan un excelente museo, custodio de la historia y de la hermandad que une a Italia y Argentina.